domingo, 12 de abril de 2015

Conciencia ecológica en los niños.

    
Hoy en día se ve con mucha  preocupación cómo se han ido destruyendo gradualmente los recursos naturales a consecuencias de la conducta del ser humano,  debido a los avances tecnológicos e industriales que se han logrado en los últimos años, teniendo como resultado el agotamiento de los mismos y la contaminación del ambiente a nivel mundial.
  En este sentido, se resaltó la importancia de la innovación de los procesos y sistemas educacionales que hagan posible desarrollar los nuevos conocimientos teóricos y prácticos, y los valores y actitudes que constituirán la clave para el mejoramiento de la calidad del ambiente y, por consiguiente, de la calidad de vida, para todos cuantos viven y vivirán en el mismo, incluyendo en los programas de educación, contenidos referente a la Educación ambiental, la cual tiene concepción educativa con raíces antiguas, que actualmente crece y se desarrolla por la necesidad de contribuir al mejoramiento del ambiente.
  Cabe de destacar que el  interés por la protección del medio ambiente está centrado en la salud y el bienestar del hombre, el cual es el agente causante primordial de la perpetua degradación del medio y, al mismo tiempo, la víctima principal. Pero la adopción de una actitud consciente ante el medio y del cual forman parte indisoluble todos los seres humanos, depende en gran medida de la enseñanza y la educación de la niñez y la juventud. En este sentido la revista Ecología y Ambiente Nº 28 (2006) ve la educación ambiental como:
  Un proceso de aprendizaje dirigido a toda la población con el fin de motivarla y sensibilizarla para lograr un cambio de conducta favorable hacia el cuidado del ambiente, promoviendo la participación de todos en la solución de los problemas ambientales que se presentan. (p. 23)
   Por esta razón, concierne a la pedagogía y a las instituciones educativas desempeñar un papel fundamental en este proceso. Desde edades tempranas debe inculcarse al niño las primeras ideas sobre la conservación de la flora, la fauna y los demás componentes del medio ambiente. Por otra parte es el docente el que debe  realizar su trabajo de manera que forme en los estudiantes, respeto, amor e interés por la conservación de todos los elementos que conforman el medio ambiente. En la escuela y en el hogar debe forjarse esta conciencia conservacionista del hombre del mañana.

Sin embargo la educación, aplicada a la conservación y defensa del medio ambiente, juegan un papel fundamental, siempre y cuando sea promovida desde las etapas iniciales del desarrollo, no como una disciplina obligatoria más que se sumará a los programas escolares por temor a sanciones, sino como parte de una  forma de vida que contempla la necesidad de implementar actitudes y comportamientos que favorezcan el manejo responsable de nuestros recursos naturales. Así como los niños aprenden a caminar, a comer con autonomía, a respetar un turno, a dialogar con sus padres y gran cantidad de comportamientos necesarios para vivir y adaptarse a la comunidad a la cual pertenecen, están en posibilidad de asumir desde muy pequeños, conductas medio ambientales que se internalizarán y en las cuales se apropiarán como partes inherentes a su forma de vida cotidiana, como cualquier otro hábito o rutina.

      El niño(a) y la  Educación Inicial, son  dos factores que conjugados con el adecuado desarrollo de la autonomía, la responsabilidad, la sustentabilidad ambiental, la calidad de vida presente y la posibilidad de un futuro con recursos naturales aptos para la subsistencia de los seres vivos, nos puede ser una idea para la reflexión, sino un propósito de acción conjunta implementado por los gobiernos, sostenido por la comunidad y desarrollado en la escuela y la familia; un proyecto de inmediata ejecución donde los profesionales, ya sean forestales, biólogos o científicos de áreas afines, se pongan de acuerdo con los responsables de la educación de niños desde la etapa maternal para que, de manera conjunta, se establezcan programas masivos de protección ambiental, programas que permitan conjugar los saberes estratégicos de la acción docente, con los conocimientos necesarios para asumir la conservación y defensa del medio ambiente, teniendo en cuenta detalles que, a simple vista, parecieran elementales, tales como la construcción de hábitos, entre los cuales se cuenta el simple cepillado dental y el apropiado manejo de la basura, ya sea ésta una lata de refresco o el papel del caramelo, típicos residuos de los “quehaceres infantiles.












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